La página abre con el Padre Miguel Hidalgo y Costilla, el “Padre de la Independencia Mexicana”, y muestra que para la década de los 1850, el México independiente había perdido más de la mitad de su territorio original en detrimento de Estados Unidos. Continúa con los presidentes Benito Juárez (1864-1867, 1867-1872) y Porfirio Díaz (1876-1880, 1884-1911), que trajeron paz, estabilidad y progreso económico al país, pero también, represión y dictadura. En 1908, Díaz comentó al periodista estadounidense que ahora México estaba preparado para una democracia y que, por lo tanto, él estaría dispuesto a apartarse de la presidencia.

Esa entrevista fue publicada rápidamente en México y muy pronto, Francisco Madero, hijo de un hacendado en el estado norteño de Coahuila, escribió y publicó la transcendental obra La sucesión presidencial en 1910, en la que proponía su propia candidatura a la presidencia. Díaz intentó frenarlo, pero Madero estaba decidido a traer una verdadera democracia al país. Su determinación y las miserables condiciones que tuvieron que soportar los mexicanos en pos de la modernización del porfiriato, además de otros sucesos, condujeron al país a una revolución que duró hasta 1917.

La sección sobre Madero hace un recorrido desde su famoso libro a su inesperada victoria sobre las tropas federales en Ciudad Juárez, Chihuahua, en mayo de 1911. Pero incluso, mientras Madero marchaba triunfalmente hacia la Ciudad de México, Emiliano Zapata reclamaba la devolución de las tierras robadas a los campesinos por los grandes entes agrarios en Morelos. Pero Zapata no era la única amenaza a la presidencia de Madero. Muchos de sus antiguos aliados, como Pascual Orozco y Emilio Vázquez Gómez, se rebelaron contra él, así como también, sus enemigos, como Bernardo Reyes, ex gobernador de Nuevo León, y Félix Díaz, sobrino del ex presidente, incitados por el embajador estadounidense, Henry Lane Wilson. En febrero de 1913, el presidente Madero y el vicepresidente José Pino Suárez fueron asesinados.

Victoriano Huerta, el jefe del ejército, asumió el poder, al mismo tiempo que antiguos aliados de Madero y algunos de sus enemigos, se alzaron en rebelión en nombre del líder asesinado. Desafortunadamente para Huerta, Woodrow Wilson fue juramentado como presidente de Estados Unidos justo cuando estaba buscando el reconocimiento de su ascenso al poder. Aunque muchos otros países no vieron ningún problema para reconocer al hombre al que sus oponentes llamaban “El Usurpador”, Wilson se negó rotundamente a apoyar al líder no elegido y prestó ayuda a sus opositores. Parte de su favoritismo con los rebeldes fue la invasión estadounidense de la costa del Golfo de México y el despliegue de tropas en Veracruz en 1914.

Una vez que Huerta dimitió de la presidencia, aquellos que se habían opuesto a su régimen en nombre de Madero, comenzaron a luchar entre ellos, divididos entre quienes apoyaban la Convención de Aguascalientes y quiénes no. Pancho Villa y Emiliano Zapata acordaron aliarse con los Convencionistas contra el ex senador Venustiano Carranza, conocido como el Primer Jefe, y su general Álvaro Obregón. Obregón descubrió la manera de derrotar a la caballería de Villa llegando diezmar a sus tropas en 1915. Por su parte, Zapata nunca avanzó al norte de la Ciudad de México. Por otro lado, Carranza logró el reconocimiento de Estados Unidos y la presidencia. Aunque ni Villa ni Zapata llegaron a ser presidente, su lucha por los derechos del pueblo capturó la imaginación de los mexicanos y extranjeros de tal manera que los más prosaicos Carranza y Obregón nunca fueron capaces de lograr.

Los fondos de la Biblioteca del Congreso también incluyen materiales de investigación de gran valor para temas menos estudiados. Por ejemplo, la sección sobre las mujeres describe su impacto durante y después de la Revolución. Hay muchos materiales sobre la Expedición Pershing, incluyendo papeles del general y de su ayudante de campo, el coronel George S. Patton. La exhibición incluye materiales sobre la producción cultural mexicana durante la Revolución como fotos, novelas, canciones, películas, obras teatrales, artes gráficas, y murales. También se muestra la cobertura de los primeros años de la Revolución en periódicos estadounidenses, así como la Constitución de 1917, el papel de los pueblos indígenas en la lucha, y la emigración hacia Estados Unidos de refugiados mexicanos, enriqueciendo así su propia población.