Volver a La caída del porfiriato y ascenso de Francisco Madero Sección anterior: El ascenso de Francisco Madero

El general Bernardo Reyes se rebeló contra el gobierno al mes siguiente, pero pocos se adhirieron a su causa. Reyes era visto como parte del antiguo régimen y aunque no se puede decir que los mexicanos estuvieran unidos en qué era lo que deseaban en un presidente, sí sabían que no querían volver al pasado. Reyes se rindió el Día de Navidad de 1911. Emilio Vázquez Gómez reunió en Chihuahua a un grupo de indignados con el gobierno y fue capaz de tomar Ciudad Juárez a finales de enero de 1912. Madero envió al general Pascual Orozco para derrotar a los rebeldes. Orozco habló con ellos y éstos se rindieron sin ningún incidente, pero pronto el propio Orozco se encontraba en rebelión, sólo para rendirse más tarde a Victoriano Huerta. Finalmente, Reyes, conjuntamente con Félix Díaz organizó una rebelión, sólo para que más tarde fuera secuestrada por el propio Huerta apoyado por Henry Lane Wilson, el embajador en México del presidente estadounidense en curso, William Howard Taft.

La revolución tomaría ahora una dirección diferente. Después de los asesinatos de Madero y Pino Suárez, otros líderes se sublevaron contra la presidencia de Victoriano Huerta, incluyendo Venustiano Carranza y Álvaro Obregón. Al mismo tiempo, Woodrow Wilson fue inaugurado como nuevo presidente estadounidense sucediendo a William Howard Taft, marcando el comienzo de una nueva actitud hacia México y sus líderes.

Las elecciones de 1911

Mientras México luchaba por resolver sus problemas más acuciantes, el Congreso estaba preparando las elecciones. Había solamente tres candidatos oficiales: Emilio Vázquez Gómez, Bernardo Reyes y Francisco I. Madero. Con un candidato anarquista, el segundo un viejo partidario del régimen de Díaz, y el último, el héroe de la Revolución, México votó por Francisco I. Madero. Magnánimamente, Madero permitió que Reyes, que se había marchado al exilio durante la batalla de Ciudad Juárez, regresara al país incluso después de su derrota electoral, como prueba de que México estaba cambiando.

La verdadera batalla de las elecciones de 1911 no fue para presidente, sino para vicepresidente. Durante la Revolución, Madero y los hermanos Vázquez Gómez habían sido aliados. Madero incluso había prometido al Dr. Francisco Vázquez Gómez que si saliera elegido presidente, él sería su vicepresidente. Sin embargo, las relaciones entre ambos se enfriaron porque tenían ideas muy diferentes sobre el futuro de México. Aunque originalmente había aceptado a Vázquez Gómez como su vicepresidente, Madero lo abandonó, decantándose por José Pino Suárez, de Yucatán.

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Saludo y felicitación al Señor D. Francisco I. Madero al tomar posesión de la presidencia de la República Mexicana (litografía de José Guadalupe Posada)

El presidente Porfirio Díaz y su vice-presidente Ramón Corral dimitieron de sus cargos el 25 de mayo de 1911 y poco después abandonaron el país rumbo a París. De acuerdo con los relatos de testigos presenciales, México estaba rebosante de alegría. Sin embargo, cuando Madero llegó a tomar posesión de la silla presidencial (6 de noviembre de 1911), gran parte de su coalición ya se había desintegrado. Él había menospreciado al general Pascual Orozco, Jr., al no nombrarle para ningún cargo ministerial, y peor todavía, se había deshecho de su primer vice-presidente en favor de José Pino Suárez. Orozco y Emilio Vázquez Gómez (hermano de Francisco) se rebelarían contra él. A pesar de todo, sin embargo, el público mexicano estaba entusiasmado ante la perspectiva de una nueva época y aclamó al nuevo presidente.

Saludo y felicitación al Señor D. Francisco I. Madero al tomar posesión de la presidencia de la República Mexicana. Prints and Photographs Division, Library of Congress. Reproduction Number: LC-DIG-ppmsc-04587 (digital file from original). Call Number: PGA - Vanegas, no. 114 (A size) [P&P]

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Emiliano Zapata: el Plan de Ayala y la Rebelión Zapatista

Poco después de que Madero asumiera la presidencia, los partidarios de Emiliano Zapata se levantaron en armas y proclamaron el Plan de Ayala. Esta proclama declaraba su lealtad a Pascual Orozco en lugar de al presidente Madero. El Plan de Ayala se centraba principalmente en la reforma agraria, por la cual las tierras despojadas por los usurpadores serían restituidas a sus legítimos propietarios. Todos aquellos que tuvieran propiedades podrían llevar sus reclamaciones ante tribunales especiales que se establecerían después del triunfo de la rebelión. Asimismo, una tercera parte de todas las tierras serían devueltas a los pueblos y aldeas de México para su propio uso.

El Plan recibió el apoyo de los estados de Morelos, Guerrero, Tlaxcala, Puebla, México y partes de la capital. El ejército no logró suprimir el movimiento zapatista, el cual permaneció como una amenaza constante durante la presidencia de Madero.

The Plan of Ayala (Mexico, 1911); F1234 .R68, General Collections, Library of Congress; http://lccn.loc.gov/ca31000112.

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El Plan de Ayala y el movimiento agrario

Casi tan pronto como Madero asumió la presidencia en noviembre de 1911, Emiliano Zapata y sus seguidores se rebelaron y proclamaron el Plan de Ayala, redactado por el propio Zapata y el maestro de escuela Otilio E. Montaño. Esta proclama declaraba lealtad a Pascual Orozco, y se centraba principalmente en una reforma agraria, en contraste con las vagas promesas de Madero sobre reforma agraria y social. El “Plan” proveía la devolución de las tierras robadas por los hacendados y la confiscación y redistribución de otras haciendas a aldeas sin título propietarios. Cualquier persona que fuera dueño de una propiedad podría llevar su caso a un tribunal agrario para su adjudicación después del triunfo de la Revolución y, además, un tercio de toda la tierra se devolvería a las aldeas y al pueblo de México para su propio uso.

Los estados de Guerrero, Tlaxcala, Puebla, México y partes de la Ciudad de México, así como Morelos, apoyaron el plan de Zapata. Los generales federales no pudieron suprimir la rebelión, siendo una amenaza constante durante toda la presidencia de Madero. El movimiento Zapatista estaba descentralizado, con pequeñas unidades de 30-100 hombres cada una. Las unidades individuales actuaban bajo el liderazgo del guerrillero más enérgico, ya fuera hombre o mujer. Cuando la activista política Dolores Jiménez y Muro escribió un plan censurando al presidente Francisco I. Madero, Zapata la invitó a Morelos, permaneciendo en el movimiento zapatista hasta que éste fue asesinado en 1919.

El artículo que se ve arriba es una entrevista a Zapata; en ella le dice al reportero por qué continúa con su lucha contra el gobierno de Madero.

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Emilio Vásquez Gómez y la amenaza al nuevo presidente

Cuando Francisco León de la Barra anunció que habría elecciones libres y abiertas, Emilio Vázquez Gómez decidió postularse. Publicó dos folletos, Rasgos Biográficos del Sr. Lic. Emilio Vázquez Gómez y Candidato a la Presidencia de la República, para darse a conocer a los votantes. Él y su hermano Francisco habían sido maderistas desde muy temprano y habían vivido en San Antonio con Madero y su familia.

Los hermanos Vázquez Gómez habían nacido en el seno de una familia india en el estado fronterizo de Tamaulipas, en el noreste del país. Emilio logró hacerse abogado, mientras que su hermano consiguió un título médico. Comenzando en 1888, Emilio se declaró en oposición al presidente Díaz con un pequeño folleto, La reelección indefinida, seguido de otro en 1892 también en contra de la reelección. Para 1909 se había convertido en el presidente del Centro Anti-reeleccionista, fundando sedes por todo el país. Él fue uno de los pre-candidatos en 1910, pero huyó a los Estados Unidos y se unió a Madero antes de que las elecciones se celebraran. Al final, encabezó una revuelta contra Madero, publicando El pensamiento de la Revolución, para que los mexicanos se familiarizaran con sus ideas. Sus fuerzas tomaron Ciudad Juárez, pero Pascual Orozco lo convenció a que depusiera las armas. En diciembre de 1912 se levantó en rebelión de nuevo esperando a que Pascual Orozco se le uniera. El movimiento se fragmentó rápidamente y ni siquiera su hermano Francisco se le unió y, una vez más, Orozco lo convenció a que depusiera las armas en favor de la unidad nacional.

Rasgos biográficos de Emilio Vázquez Gómez (Mexico 1911); F1234 .V395, General Collections, Library of Congress

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Luis Terrazas (1829–1923) y la política en Chihuahua

Luis Terrazas controló el estado de Chihuahua por casi 65 años. Nacido en 1829, saltó a la escena política desde muy joven, un hacendado convertido en jefe político. Elegido gobernador por primera vez en 1858, este astuto hombre de negocios controló su estado en el norte de México durante el imperio francés, la presidencia de Juárez y el porfiriato, sólo para caer en desgracia durante la presidencia de Madero. En 1866, capturó la Ciudad de Chihuahua para la causa republicana y recibió como recompensa el rico patrimonio del simpatizante francés y prestamista Pablo Martínez del Río. Poco después se casó dentro de la familia Creel, la familia estadounidense más rica en el norte de México, fundando la dinastía Terrazas-Creel.

Para principios del siglo XX, a través de su beneficiosa alianza matrimonial y sus propias cualidades para los negocios, Terrazas había amasado más de 7 millones de acres (2.832.799, 48 hectáreas) a su nombre (una fusión de unas 50 haciendas y unos cuantos ranchos pequeños), controlaba mucha de la industria textil del norte de México, graneros, ferrocarriles, compañías de teléfonos, fábricas de velas, ingenios azucareros, plantas empacadoras de carne y minas. El suyo era el más grande conglomerado en toda la América Latina, quizás en todo el continente.

Terrazas fue muy cuidadoso de colocar a su familia en posiciones prominentes en la política, tanto a nivel local como nacional, pero en noviembre de 1910, su maquinaria comenzó a desmoronarse. Muchos de los líderes insurgentes resentían a Luis Terrazas y a su familia, que en el pasado los habían humillado o arruinado económicamente a ellos o a sus familias. Así que cuando Madero hizo un llamado para un nuevo orden para reemplazar las estructuras del poder existentes en México, muchos acudieron a esa llamada con la esperanza de destruir a Terrazas en el proceso. Cuando Madero se negó a tratar con él, Terrazas apoyó a Pascual Orozco, el más decidido de los primeros rebeldes contra el nuevo presidente.

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La lealtad de Francisco "Pancho" Villa al presidente Madero

Madero encolerizó a Villa y Orozco después de la batalla de Ciudad Juárez. Los dos generales estaban particularmente contrariados porque muchas instituciones gubernamentales seguían igual que antes, y que varios miembros del gabinete del antiguo gobierno permanecían en sus cargos. Después de trabajar estrechamente con los miembros del gobierno de Díaz que quedaban durante la presidencia interina de Francisco León de la Barra, Madero fue elegido el 1 de octubre de 1911, y pensó que la Revolución había terminado.

Villa y Orozco no eran los únicos líderes revolucionarios que se sentían contrariados con el nuevo gobierno de Madero. Muchos quedaron sorprendidos por su aparente cambio de actitud, y no creían que simplemente desplazar al presidente de su cargo resolvería todos los problemas de México. Las divisiones ideológicas y de clase entre muchos de los revolucionarios y su reciente elegido líder llegó a su punto álgido cuando algunos de ellos criticaron públicamente su liderazgo, incluyendo Orozco que se declaró en rebelión, y Zapata que se negó a dejar de luchar por la Revolución. Villa, por el contrario, continuó apoyando al presidente Madero, a pesar de haber quedado sorprendido por el comportamiento de Madero después de la batalla de Ciudad Juárez. Villa creía firmemente en la misión de Madero, y compartía con él el mismo ideal para un México socialmente justo.

El objetivo principal de Villa desde sus primeros años en Chihuahua era acabar con el monopolio del clan de los Terrazas y poder vender su carne en paz. Una vez que el gobernador chihuahuense Abraham González empezó a redistribuir tierras, Villa consideró que la Revolución había sido un éxito en su mayor parte, aunque reconocía la necesidad de avanzar más. Permaneció leal al presidente cuando éste descuidó las necesidades de las familias de los soldados. Pero, al mismo tiempo, continuó con sus asaltos a las haciendas de los ricos y a distribuir esas riquezas a los pobres.

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El "Plan Orozquista" y la revuelta de Chihuahua

Pascual Orozco, un arriero de Chihuahua, se unió al movimiento maderista a principios de 1909, creyendo que su presidencia mejoraría las condiciones sociales de la clase obrera, de los agricultores pobres y de los marginados de las zonas urbanas. Para 1912, estaba desencantado. Después de haber llevado al presidente a muchas victorias, veía como puestos importantes iban a parar a la familia de Madero, sin tener en cuenta cualificaciones o méritos.

El 25 de marzo de 1912, el ahora general, anunció un plan más amplio para reformar el país, a pesar de su connivencia con el rico terrateniente y oligarca Luis Terrazas. Orozco acusó al presidente Madero de ignorar el Plan de San Luis Potosí y de permitir la corrupción que todavía existía a nivel local, estatal y nacional. El presidente Madero no sólo nombraba a familiares y amigos para cargos importantes, sino que además gestionaba negocios del gobierno usando compañías o negocios familiares. Orozco abogaba por la implementación de una jornada laboral de 10 horas, fuertes restricciones sobre trabajo infantil, mejoras en las condiciones de trabajo, aumento de salarios, y la inmediata supresión de las tiendas de raya (los comercios de las propias compañías). Orozco también exigía la nacionalización de los ferrocarriles y que funcionaran bajo control de los mexicanos. Él prometía que las tierras que habían sido robadas a indígenas y pequeños propietarios serían devueltas, y que el gobierno diera a los sin tierra las propiedades que no estuvieran siendo usadas regularmente.

Orozco avanzó hacia la Ciudad de México a principios de abril de 1912 con un ejército de 8.000 hombres, capturando durante el avance ciudades en poder del gobierno. Los rebeldes aplastaron a las fuerzas federales al mando de José González Salas, cuñado de Madero, en los campos de Rellano, en la región fronteriza entre Chihuahua y Durango. A pesar de sus éxitos militares, sin embargo, Orozco no era un hombre popular fuera de Chihuahua. El autor Ramón Puente escribe una mordaz condena:

"Su fisonomía tiene los rasgos delatores de las naturalezas propensas y sensibles al crimen; el maxilar inferior ancho y recio; la boca enorme, con los labios delgados; la cara vasta, con los pómulos anchos; la tez descolorida ... por último, la mirada fría y desapacible. ¿Cómo era posible esperar grandes cosas en lo porvenir de ese individuo?"

(pp. 53-54) Ramón Puente, Pascual Orozco y la revuelta de Chihuahua, (Mexico, 1912); F1261 .P95

Al mes siguiente, Victoriano Huerta fue nombrado comandante de las tropas federales y se dirigió a Rellano donde lo derrotó. Orozco se vio obligado a retirarse a Chihuahua porque las tropas de Huerta tenían más armamento y munición. Orozco no volvió a combatir de nuevo hasta que Huerta asumió la presidencia en febrero de 1913.

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Terrazas soborna a Orozco, Villa toma represalias

Las políticas de Madero en el estado de Chihuahua contribuyeron al fortalecimiento del monopolio que Terrazas ejercía. El gobernador Abraham González, un firme partidario de la Revolución, fue enviado a la Ciudad de México para formar parte del gabinete de Madero. Terrazas llegó a un acuerdo secreto con Orozco para que se rebelara contra el presidente a cambio de dinero. Villa se dio cuenta de lo que había ocurrido al notar que Orozco evitaba el territorio de los Terrazas en sus ataques. Aunque Villa no pudo reclutar muchos hombres en Chihuahua, siguió comprometido con el pueblo mexicano. Cuando las fuerzas de Orozco pasaron por Parral para conseguir más armas, debido a la escasez causada por el embargo de EE.UU., obligaron a los habitantes a entregarles provisiones. Esta manera de actuar condujo a la caída de su movimiento.

"Oroszco [i.e. Orozco] enters Chihuahua #1" (1912). Prints and Photographs Division, Biblioteca del Congreso. LC-DIG-ggbain-12042

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Villa es encarcelado, intenta fugarse y comienza el exilio en El Paso

Como reconocimiento del apoyo a Madero en los enfrentamientos con las fuerzas de Orozco, el presidente nombró a Villa general en el ejército federal. Al principio estaba entusiasmado con su nuevo cargo, pero descubrió que las tropas federales lo despreciaban porque carecía de una formación militar formal. Harto de soportar el acoso de sus compañeros, pronto lo abandonó todo.

El general Victoriano Huerta fabricó varios crímenes y los atribuyó a Villa. Luego ordenó que lo condujeran a la Ciudad de México y que lo ejecutaran en el trayecto. Villa logró evitar dos intentos de asesinato durante el viaje, sólo para ser encarcelado al llegar a la Ciudad de México.

Villa intentó fugarse. Después de un intento fallido, logró escapar de la prisión en la Ciudad de México con la ayuda de algunos miembros de la élite. Villa la aceptó y condujo un vehículo que le proporcionó el abogado Carlos Jáuregui para escapar a EE.UU., instalándose en El Paso, Texas, justo al otro lado de la frontera de Ciudad Juárez, Chihuahua.

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El ataque de Reyes y Félix Díaz a la presidencia de Madero

El general Bernardo Reyes, ex-gobernador del estado de Nuevo León, quería postularse a la presidencia si Porfirio Díaz renunciara pero, por el contrario, fue enviado al exilio, primero a Europa y más tarde a los Estados Unidos. A finales de 1911, cuando Francisco Madero se convirtió en el presidente de México, y los Zapatistas se estaban rebelando en el sur, Reyes cruzó la frontera hacia México y se declaró en rebelión contra Madero. El presidente temía que Reyes pudiera tener un fuerte apoyo militar, pero ese apoyo nunca se llegó a materializar. Los mexicanos lo rechazaron por considerarlo parte del antiguo régimen. Reyes se rindió rápidamente a las tropas federales y fue enviado a prisión, primero a Monterrey, Nuevo León, y después a la Ciudad de México.

El general de brigada Félix Díaz era el sobrino de Porfirio Díaz; su padre, Félix Díaz Mori, fue gobernador de Oaxaca tras el fin del Imperio Francés en 1867. Félix Díaz estudió en el Colegio Militar donde obtuvo un título en ingeniería. Fue ascendido a general de brigada en 1909 y ejerció como diputado o suplente por Oaxaca (1894-1896, 1900-1912) y Veracruz (1896-1900). Se rebeló contra Madero a principios de octubre de 1912 con la intención de restaurar el gobierno anterior. Su ejército estaba compuesto en su mayor parte por ex-oficiales del ejército y partidarios acérrimos del antiguo régimen, pero a finales de mes, las fuerzas gubernamentales lo habían derrotado y un consejo de guerra especial lo sentenció a muerte. Madero conmutó su sentencia y lo envió a prisión en la Ciudad de México.

Mientras estaba en prisión se encontró con el general Bernardo Reyes y los dos se rebelaron en febrero de 1913. Después de la temprana muerte de Reyes, Díaz se asoció con Victoriano Huerta, el jefe del ejército. Huerta hábilmente lo desplazó de la presidencia, exiliándolo como embajador al Japón. Díaz, entonces, decidió exiliarse él mismo, primero a La Habana y luego a Nueva York. En 1916 estuvo al frente del Ejército Nacional de Reorganización contra las fuerzas de Venustiano Carranza, una lucha que continuó hasta la muerte de Carranza en 1920. Exiliado de nuevo, Díaz estuvo fuera de México hasta 1937. Murió en Veracruz.

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Gustavo Madero (1875–1913)

El gobierno de Díaz se apropió de gran parte de las tierras de la familia de Madero y embargó sus negocios tan pronto como Francisco hizo pública su oposición al régimen. Solamente su hermano Gustavo se unió a su movimiento. Dado que la Revolución necesitaba dinero, Gustavo recaudó fondos suscribiendo bonos del ferrocarril. Para junio de 1910 había recaudado $375.000 dólares. Para octubre de 1910 había viajado por todo el país para aunar apoyo y organizar clubes Anti-Reeleccionistas antes de unirse a Francisco en El Paso, Texas. A partir de aquel entonces, Gustavo y su padre Francisco, administraron las finanzas de la Revolución. El Tratado de Ciudad Juárez, firmado el 21 de mayo de 1911, estipulaba que el Tesoro mexicano reembolsaría $700.000 dólares a Gustavo por su apoyo financiero. Una vez que entró en el gobierno, Gustavo fue acusado con frecuencia de corrupción por sus oponentes. Gustavo también alertó al presidente de conspiraciones contra el gobierno. Debido a las crecientes acusaciones contra su hermano sobre el manejo de fondos públicos, Francisco Madero decidió por fin enviarlo como embajador especial al Japón.

El 4 de febrero de 1913, cinco días antes de la Decena Trágica y quince días antes de su trágica muerte, Gustavo recibió una lista creíble de conspiradores contra el presidente. Francisco Madero pensó que la lista podía ser falsa porque el nombre de Victoriano Huerta aparecía con un signo de interrogación, a pesar de que todos sabían que Huerta odiaba a Madero y que el golpe se iniciaría el 16 de marzo de 1913. Cuando Gustavo comenzó a visitar cuarteles y depósitos de municiones, el general Manuel Mondragón y sus rebeldes aceleraron sus planes. A las 2 de la madrugada del domingo, 9 de febrero de 1913, un oficial vio tropas al mando del general Bernardo Reyes marchando en dirección a Tacubaya y avisó a su superior, quien a su vez informó a Gustavo Madero. Éste salió corriendo y afirmó su control sobre la Guardia de Palacio con un encendido discurso. A medida que Reyes y sus tropas avanzaban sobre el Palacio Nacional, su guardia abrió fuego y la Decena Trágica comenzó. Durante los primeros días, Gustavo compró comida para las tropas leales al gobierno. Los rebeldes lo arrestaron el 18 de febrero y lo llevaron al cuartel general de Félix Díaz y el general Mondragón. Después de encarcelarlo y posiblemente torturarlo, los hombres de Mondragón lo mataron, alegando que había intentado fugarse.

Gustavo Madero. Prints and Photographs Division, Library of Congress. LC-DIG-ggbain-05646

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La Ciudad de México durante la Decena Trágica

La "Decena Trágica" o los "Diez Días Trágicos" son los diez días de disturbios que comenzaron el 9 de febrero de 1913 en la Ciudad de México. Fuerzas federales leales al presidente Madero y varios grupos rebeldes intercambiaron fuego entre el Palacio Nacional y el puesto militar en el centro de la ciudad conocido como La Ciudadela, cerca de la actual Avenida Balderas. Hasta este momento, la capital mexicana se había librado en gran medida del daño causado por la Revolución. La lucha se había concentrado en el norte, particularmente en Chihuahua y en el sur, específicamente en Morelos. Con esta final y exitosa revuelta contra el presidente Madero, la Revolución había llegado a la capital.

En aquella mañana, el general Manuel Mondragón excarceló a Bernardo Reyes y Félix Díaz y éstos marcharon inmediatamente hacia el Palacio Nacional. Reyes, vestido completamente de militar y cabalgando al frente en un caballo blanco, fue abatido casi de inmediato. Aunque no fueron capaces de tomar el palacio, sí pudieron capturar La Ciudadela, donde el ejército almacenaba sus municiones. La lucha continuó por 10 días, durante los cuales los hombres de Huerta tomaron prisioneros al presidente Madero, su hermano Gustavo y al vice-presidente José Pino Suárez. El embajador de los Estados Unidos Henry Lane Wilson, medió en las negociaciones entre Huerta y Díaz, por las que el sobrino del ex-presidente sería un candidato a la presidencia en las próximas elecciones. Cuatro días más tarde, Madero y Pino Suárez fueron asesinados.

Adapted from Mexico, Mexico City (City), 1909, C.S. Hammond and Co. G1019 .H33 1909. Geography and Map Division, Library of Congress

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Villa y la Decena Trágica

Madero mostró claramente su preferencia por obtener réditos políticos al negarse a indultar a Villa. También mostró una falta de sentido común en su relación con la élite de la Ciudad de México, a quien trataba de influir, ya que al mismo tiempo que el presidente estaba intentando ganarse el apoyo de los ricos y los políticamente poderosos en la Ciudad de México, ellos estaban tramado en secreto su destrucción. Al no enfrentarse directamente a sus enemigos, Madero creó las condiciones para un desastre.

Los "Diez Días Trágicos" empezaron el 9 de febrero de 1913 y duraron hasta el 18 de febrero de 1913 en la Ciudad de México. Los generales Bernardo Reyes y Félix Díaz, dos militares que habían sido encarcelados por un intento previo de golpe de estado, escaparon y se rebelaron contra Madero con la ayuda del general Victoriano Huerta. Éste envió tropas para combatir a las fuerzas federales rebeldes para mostrar su lealtad a Madero. Los revolucionarios sufrieron muchas bajas en sus enfrentamientos con las fuerzas federales rebeldes, y la revuelta fue un éxito. En los días siguientes, las fuerzas federales rebeldes lograron objetivos importantes, entre los que se pueden contar la captura y arresto de Madero, su vicepresidente, José María Pino Suárez, y el Secretario de Relaciones Exteriores, Pedro Lascuráin, a los que luego obligaron a dimitir. Huerta probablemente ordenó matar al ex-presidente y vicepresidente antes de que él mismo asumiera la presidencia. Henry Lane Wilson, embajador de EEUU en México en aquel entonces, expresó su apoyo a Huerta por las medidas que había tomado, incluyendo el asesinato de Madero y Pino Suárez, ocurrido el 18 de febrero de 1913. Díaz y Huerta firmaron el “Pacto de la Embajada” al día siguiente en la oficina de Wilson, poniéndose de acuerdo en varios puntos sobre la formación de un nuevo gobierno después de la presidencia de Madero. Huerta instaló una dictadura similar a la de Porfirio Díaz, mientras tanto, Villa vivía en el exilio en El Paso. La sucesión de estos acontecimientos preocupó a muchos, sobre todo, a medida que la dictadura de Huerta reemplazaba rápidamente a la democracia de Madero, causando un gran revés para la Revolución.

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Venustiano Carranza (1859–1920)

Venustiano Carranza, hijo de un próspero ranchero, nació en Cuatro Ciénagas, Coahuila, el 28 de diciembre de 1859. Enviado a los mejores colegios de la Ciudad de México, Carranza tenía muy buena educación y mucho desparpajo. Para 1887, y con tan solo 28 años de edad, se convirtió en el presidente municipal de Cuatro Ciénagas. En 1893, el presidente Díaz nombró a José María Garza Galán como gobernador de Coahuila, pero Carranza organizó una milicia, que representaba a más de 300 familias rancheras, para derrocarlo. Su rebelión fue tan exitosa que el presidente envió a Bernardo Reyes como su representante personal para negociar con él, siendo luego nominado para la asamblea del estado. En 1905, el gobernador de Coahuila lo nombró para el Congreso Nacional por su increíble habilidad para aprobar todo tipo de legislación. En 1908, Carranza regresó a su estado natal para presentarse para gobernador, pero cuando Díaz retiró su apoyo en el último minuto, perdió la elección por un amplio margen.

Carranza seguía de cerca la campaña anti-reeleccionista de Francisco I. Madero. En 1909 salió de México para unirse a él en San Antonio, Texas. Pronto se convirtió en un hombre de confianza de Madero y fue nombrado Comandante del Norte en 1910. El 3 de mayo de 1911, Madero lo nombró su Secretario de Guerra. Carranza regresó a Coahuila en 1911 y se postuló para gobernador de nuevo, ganando con facilidad. Como gobernador, Carranza empezó a implementar reformas laborales, mejorando las condiciones de trabajo en minas y fábricas y rompiendo los grandes monopolios. Después comenzó una serie de reformas sociales, incluyendo la prohibición del alcohol y la prostitución. No estaba de acuerdo con el presidente Madero en lo relativo a mantener ejércitos estatales fuertes para imponer el orden en los estados.

Cuando el presidente Madero fue derrocado y asesinado en febrero de 1913, Carranza criticó a Huerta, lo acusó de asumir la presidencia ilegalmente y declaró a Coahuila en estado de rebelión contra su gobierno.

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