La Revolución Mexicana y los Estados Unidos en las colecciones de la Biblioteca del Congreso
Victoriano Huerta se convierte en presidente
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El general Victoriano Huerta se convirtió presidente de México el 19 de febrero de 1913 siguiendo un modelo común en América Latina por el que los jefes militares también controlan la vida civil. Aunque Huerta es generalmente caracterizado como un contrarrevolucionario, lo cierto es que él aumentó considerablemente el presupuesto para la educación de las poblaciones indígenas, creó un ministerio de agricultura, favoreció los intereses de las petroleras británicas (habían reconocido su gobierno) sobre los de las estadounidenses, y estableció una Oficina Nacional del Trabajo. Algunas de las raíces de las políticas de los gobiernos siguientes se pueden encontrar en los 17 meses del gobierno de Huerta.
Victoriano Huerta (1854–1916) se convierte en Presidente el día 19 de febrero de 1913
El general José Victoriano Huerta Márquez nació el 23 de marzo de 1854 en el estado occidental de Jalisco. Fue un buen estudiante en la academia militar y más tarde suprimió muchas revueltas, pero él ascendió en parte gracias a sus conexiones con Bernardo Reyes, la figura más influyente en el ejército porfirista. El presidente Madero creía que Huerta no era completamente leal, pero necesitaba sus conocimientos militares. Le ordenó que suprimiera tres rebeliones importantes - Pascual Orozco en el norte, Zapata en el Sur, y Bernardo Reyes y Félix Díaz en la capital. Huerta derrotó a Orozco, fue incapaz de parar a Zapata, y se unió al bando Reyes-Díaz, después de la muerte de Reyes.
El 19 de febrero, los generales Huerta y Díaz se reunieron con el embajador Henry Lane Wilson en la embajada de Estados Unidos para elaborar el Pacto de la Embajada. Los dos acordaron reconocer a Victoriano Huerta como presidente interino, pero Díaz se postularía para presidente con el apoyo de Huerta en 1914. Huerta se convirtió en presidente y todos los gobernadores, a excepción de Venustiano Carranza de Coahuila, lo reconocieron como tal. Pero para el 21 de febrero, la Corte Suprema e incluso Carranza, habían aceptado al nuevo presidente de México.
Sin embargo, más tarde en ese mismo día, el presidente Madero y el vice-presidente Pino Suárez fueron asesinados. La noticia de los asesinatos indignó a la nación. Muchos, incluidos Pancho Villa, Emiliano Zapata, Venustiano Carranza, y norteños como Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, se rebelaron contra Huerta, a quien apodaron “El Usurpador”. Debido a los asesinatos y su claro encubrimiento, muchos en el extranjero comenzaron a cuestionar la legitimidad de Huerta.
La fotografía de arriba muestra al presidente Victoriano Huerta sentado en el sillón presidencial en el Palacio Nacional en la Ciudad de México. A la derecha del presidente, en el sillón más pequeño, está sentado el ex-presidente interino y Secretario de Relaciones Exteriores, Francisco León de la Barra. Los miembros del nuevo gabinete presidencial aparecen de pie. Se desconoce quién fue el fotógrafo. Bain News Service. [between ca. 1910 and ca. 1915] Prints and Photographs Division, Biblioteca del Congreso
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El funeral por el general Abraham González
El gobernador chihuahuense Abraham González fue un partidario y asesor político del presidente Madero por mucho tiempo y el mentor político de Pancho Villa, habiéndolo reclutado para el movimiento contra Porfirio Díaz. El 22 de febrero, la misma noche en que el presidente Madero y el vice-presidente Pino Suárez fueron asesinados, el régimen de Huerta arrestó al gobernador González. El cónsul de EE.UU. en Chihuahua se puso en contacto con el gobernador-general de Huerta, Antonio Rábago, quien negó que la vida de González estuviera en peligro prometiendo, incluso, a llevarlo a la frontera. González permaneció casi dos semanas bajo arresto y el 6 de marzo de 1913 fue conducido a un tren militar en dirección al sur. Después de 40 millas en marcha, el tren paró y González se bajó del mismo con su escolta militar. Las tropas federales lo asesinaron y lo enterraron junto a las vías.
Un año después, Villa pudo recuperar los restos de González y el pueblo de Chihuahua pudo celebrar unas honras fúnebres por el gobernador asesinado. Como la foto de abajo demuestra, González era muy querido y se convirtió en un símbolo de la violencia del régimen de Huerta. Después del arresto de Huerta en Nuevo México bajo cargos de conspiración en junio de 1915, el gobernador de Chihuahua solicitó su extradición para que pudiera ser juzgado por el asesinato de Abraham González.
Funeral of Gen. [sic] Ganzalez (i.e., Gonzalez). Prints and Photographs Division, Library of Congress. LC-DIG-ggbain-15723
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De presidente interino a dictador
Huerta anunció que iba a celebrar elecciones presidenciales abiertas en el futuro, aunque sin concretar fecha. La gente pensaba que serían pronto porque a principios de marzo de 1913 Félix Díaz proclamó su candidatura, con Francisco de la Barra, todavía muy respetado por su desempeño durante su presidencia interina, como compañero de boleta para la vicepresidencia. Su programa estaba muy bien redactado, pero escaso en detalles. Aunque prometía reforma agraria, social, electoral, y honestidad y transparencia en el gobierno y más libertad para los estados, Díaz no ofrecía ninguna propuesta concreta.
En abril de 1913, Huerta anunció que las elecciones se llevarían a cabo en dos meses, pero el Congreso las pospuso, primero indefinidamente, y luego hasta el 26 de octubre. Díaz comenzó a hacer campaña, pero Huerta lo desplazó nombrándolo embajador en Japón. Muchos decidieron apoyar a un candidato alternativo, formando la Junta Unificadora Nacional. Sin embargo, antes de que el partido pudiera elegir un candidato, Huerta lo suprimió. A pesar de todo ello, muchas personas anunciaron sus candidaturas: Manuel Calero por el Movimiento Liberal Independiente, David de la Fuente por el Gran Partido Liberal Republicano, Federico Gamboa por el Partido Católico, y Francisco Vázquez Gómez por el Partido Anti-Reeleccionista, el partido que había iniciado la Revolución. Huerta permitió a Félix Díaz regresar al país con la esperanza de que una victoria contra Díaz su propia posición saldría fortalecida. Huerta ordenó al ejército a que votara por él, al mismo tiempo que aseguraba al pueblo de que no tenía intención de presentarse a las elecciones para presidente. Varios de los candidatos se retiraron argumentando que las elecciones iban a ser fraudulentas sin importar el número de candidatos que se presentaran. El 26 de octubre, Día de las Elecciones, los colegios electorales estaban desiertos y el público apático. Huerta ganó con la mayoría de los votos porque sus partidarios militares fueron los únicos que votaron. Ahora era el presidente legítimo de México. El Congreso Especial Electoral lo confirmó; Huerta ganó de manera unánime.
Publicada el 23 de diciembre de 1913 en el New York American, la caricatura política que se muestra aquí refleja el desdeño del artista por las tácticas de Huerta en las elecciones de 1913. Los partidarios militares de Huerta, representados por soldados mecánicos, apuntan sus armas a las cabezas de los miembros del Congreso, obligándolos a votar a favor de Huerta por miedo a perder sus vidas. La caricatura fue una donación de Caroline y Erwin Swan a la Prints and Photographs Division de la Biblioteca del Congreso en 1974.
Unanimous! Thomas E. Powers, artist. Published in the New York American, 23 December 1913. Prints and Photographs Division, Library of Congress. LC-USZ62-85449
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La División Yaqui de Huerta
Huerta reorganizó el ejército federal creando diez divisiones, cada una al mando de un general de división, para hacer frente al peligro que representaban los Constitucionalistas. Varias de éstas fueron específicamente diseñadas para el Norte. Una de estas unidades fue la División Yaqui, de Torín, Sonora, bajo el mando del general José María Mier.
Las tropas Yaquis fueron llevadas a la Ciudad de México en vagones de tren desde Sonora. Se desconoce el fotógrafo de esta imagen que muestra tropas Yaquis embarcando en el tren. Frank and Frances Carpenter Collection, Prints and Photographs Division, Biblioteca del Congreso
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Huerta se declara en bancarrota
La Revolución Mexicana creó un ciclo que colapsó la economía porque el coste de mantener y abastecer a las tropas aumentó, mientras que los ingresos por la industria, exportaciones de petróleo, minería, agricultura, y ganadería, descendieron. La guerra destruyó las infraestructuras, los trabajadores se convirtieron en soldados, y en los lugares donde aún se producía algo, los productos no podían llegar a los mercados. Los Estados Unidos culparon a Huerta por el declive económico indicando que Huerta no estaba cualificado para llevar a México al progreso y la modernización.
El presidente interino de la Barra usó lo que quedaba del Tesoro para llevar a México a "lo que era antes", ya que el expresidente Madero nunca implementó medidas para aumentar los ingresos del gobierno. Cuando Huerta llegó a la presidencia, las arcas estaban vacías. Huerta tenía la esperanza de construir y expandir las infraestructuras del país, pero estos proyectos tuvieron que ser aplazados y los fondos usados para reconstruir los ferrocarriles para el transporte de tropas al frente. Cuando las acciones en la minería y el petróleo, de las que dependía la economía del país, se desplomaron, los banqueros mexicanos cayeron presa del pánico, limitaron préstamos, aumentaron los intereses para prevenir una bancarrota, dejaron de pagar intereses en cuentas de depósito, y de cambiar letras de banco por dinero en efectivo. Huerta imprimió más dinero y el precio de las necesidades básicas se disparó. En respuesta, los rebeldes imprimieron su propio papel moneda, pero para principios de 1914, los más de 25 papeles de moneda diferentes en circulación no tenían valor alguno.
En mayo de 1913, Huerta negoció préstamos con Francia e Inglaterra. Necesitaba el dinero inmediatamente para el 10 de junio para poder pagar el préstamo de $41 millones contraído por el presidente Madero con Speyer and Company de Nueva York. El 8 de junio, diplomáticos franceses e ingleses acordaron concederle 20 millones de libras esterlinas en préstamo, casi 60 millones de pesos. Huerta podía pagar la deuda de México con los Estados Unidos y dinamizar la economía doméstica, pero la guerra civil seguía causando dislocaciones en la economía mexicana. Francia e Inglaterra pararon de conceder préstamos a México y en enero de 1914, Huerta fue incapaz de abonar los pagos de los intereses de sus deudas internacionales y con ello perdió el apoyo de los gobiernos que habían simpatizado con su régimen. El presidente estadounidense Wilson usó la suspensión de pagos para desacreditar al gobierno de Huerta y aislarlo de sus patrocinadores internacionales, a quienes convenció a que abandonaran México. Los fabricantes de armas ahora exigían dinero en efectivo antes de enviar municiones al país, a medida que el peso continuaba su bajada a 20 centavos de dólar en marzo de 1914.
La caricatura política que se muestra aquí, "Dejando sus problemas atrás," dibujada por Merle De Vore Johnson en 1914, fue publicada en el New York Journal. La imagen refleja la situación en México cuando Huerta había pedido un préstamo internacional, así como también, su dimisión.
Dejando sus problemas atrás. Merle De Vore Johnson, artist. Published in the New York Journal, [1914]. Prints and Photographs Division, Library of Congress. LC-DIG-acd-2a09752
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Huerta dimite el día 15 de julio de 1914
La última esperanza de Huerta de mantenerse en la presidencia se disipó con la victoria de Villa en Torreón. A medida que los Constitucionalistas descendían desde el norte y avanzando por tierra desde el este, y Zapata empujando hacia el norte desde Morelos, Huerta quedó rodeado en la Ciudad de México. Huerta había llegado a un acuerdo con los Estados Unidos en las Cataratas del Niágara - para conseguir que las tropas estadounidenses salieran de Veracruz, tenía que dimitir. Por lo tanto, el 8 de julio de 1914, el presidente decidió dimitir, nombró como presidente interino al Secretario de Relaciones Exteriores, Francisco S. Carvajal, e hizo preparativos para llevar a España a su familia. Finalmente, el 15 de julio, Huerta presentó su carta de dimisión al Congreso con un discurso idealista, aunque amargo. Él había prometido la paz a México a cualquier precio, dijo el presidente, incluso aunque le costara su propia dimisión. Había dispuesto para una transición pacífica de poder a Carvajal y había creado el ejército más fuerte de la nación para que el Congreso pudiese continuar el camino hacia la paz. Huerta y su familia, entonces, abandonaron discretamente el país y los Constitucionalistas marcharon triunfantes hacia la capital.
Poco después de que Huerta partiera para el exilio, Francisco Cárdenas y Pascual Orozco se rebelaron contra el presidente interino Francisco S. Carvajal. Los Constitucionalistas sofocaron la revuelta, pero Cárdenas y Orozco escaparon. Orozco huyó a San Antonio y desde allí se puso en contacto con Huerta en España informándole de que un grupo de expatriados en Texas - incluyendo Enrique Creel, Francisco S. Carvajal, Jesús Flores Magón, José Refugio Velasco y Joaquín y Gustavo Maas- querían derrocar a los Constitucionalistas en la Ciudad de México. Orozco estaría al frente de la contrarrevolución, pero Huerta sería la cabeza política del movimiento. Orozco también podía contar con el apoyo de un buen número de tejanos mexicano-americanos que redactaron su propio manifiesto pro-Huerta. La conspiración proponía que Huerta retomara México, y la devolución del territorio anexado por los Estados Unidos en la Guerra Mexicano-Americana.
Huerta aceptó la oferta y envió a Enrique Creel a Alemania para procurar apoyo financiero. Éste accedió de buena gana, con la esperanza de que el movimiento de Huerta mantuviera a los Estados Unidos fuera de la Primera Guerra Mundial. El 12 de abril de 1915, Huerta, con el patrocinio de la embajada de Alemania, se unió a Orozco y a sus seguidores en Texas. Alemania dio al movimiento de Huerta y Orozco $895.000 dólares, 11 millones de cartuchos, y diez mil rifles para ser entregados por submarinos tan pronto como Huerta estuviera listo. Orozco ya tenía agentes en Chihuahua para instigar disturbios. Huerta programó la invasión para el 28 de junio de 1915, pero decidió encontrarse con Orozco en Newman, Nuevo México, el día antes para cruzar la frontera juntos en Bosque Bonito. El Departamento de Justicia de los Estados Unidos se había enterado de los planes y arrestó a los dos en la Newman Railroad Station y los encarceló en Ft. Bliss, a las afueras de El Paso. Orozco escapó el 3 de julio y regresó a México con un grupo de partidarios. El 30 de agosto, regresó a Big Bend, Texas, para recoger suministros para su movimiento, pero se topó con la 13ª Unidad de Caballería de los Estados Unidos, que mató a todos los que se encontraban en el grupo. Se dice que la noticia de la muerte de Orozco rompió el corazón de Huerta. Fue puesto en libertad el 5 de noviembre de 1915, pero murió el 12 de enero de 1916, y con él muchos de los sueños contrarrevolucionarios.
La caricatura que se ve aquí, dibujada por Thomas E. Powers, fue donada a la Prints and Photographs Division de la Biblioteca del Congreso en 1974 por Coroline y Erwin Swan. Se desconoce dónde fue publicada originalmente. La imagen muestra a Huerta cayendo por un tobogán para juntarse con otros barones políticos y dictadores que han sido expulsados del poder, el proverbial "Club de la Miseria".
Down & Out Club chute. Thomas E. Powers, artist. Published [ca. 1914]. Prints and Photographs Division, Library of Congress. LC-USZ62-85445
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